Mientras...
No me reconozco esta mañana. Anoche seguia siendo la misma amargada de siempre, hasta que llegó Elena. Como sólo ella sabe hacerlo, me levantó de la cama ayer por la mañana y me preparó desyuno, me habló de cosas triviales que no recuerdo y se me quedó viendo con esa cara que hace mientras piensa en algo malvado.
- Necesitas un respiro - me dijo sonriendo de oreja a oreja. No sé que cara le habré puesto para que me tomara por el brazo y me metiera sin más a la ducha. En vano fueron los gritos y demas maldiciones que pronuncié en su contra. No le importó. Asi es Elena.
Eran más o menos las 10 de la noche cuando me sacó a rastras de la casa y fuimos a su antro favorito. Me dejó en una mesa y comenzó a bailar. Mientras la veia coquetearme, reprimí cada pensamiento erótico que me pasara por la cabeza. Pero al final cedí. La tomé por la cintura y la besé, así no más y sin avisos. No recuerdo si bebí mucho o poco, pero mientras la escucho llamarme en la ducha, no dudo ni un segundo que enseguida estaré con ella.
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